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Hoy presentamos a un técnico que ha pasado por todas las categorías hasta llegar al futbol profesional, más concretamente entrenando en primera al Getafe y en el cuerpo técnico de Julen Lopetegui en el Real Madrid. Pero para llegar aquí lo primero es empezar por el “barro” como nos dice el, y es que, con trabajo, sacrificio y mucho esfuerzo en el banquillo, el actual técnico del Qadsia SC nos habla de su trayectoria, de cómo fueron sus inicios y nos da su punto de vista de todo esto. Os presento a Pablo Franco:
Mi madre cuenta que con menos de 2 años recitaba las alineaciones de todos los equipos de primera sin fallo.
PABLO FRANCO
¿Cuál fue tu primera experiencia como entrenador?
Yo desde niño quería ser futbolista. Mi vida giraba en torno al balón, en el patio del colegio, en el parking de mi barrio, coleccionando cromos de la liga, mundial o Eurocopa, viendo resúmenes de Estudio Estadio en VHS o yendo con mi padre desde los 5 años al Bernabéu. Mi madre cuenta que con menos de 2 años recitaba las alineaciones de todos los equipos de primera sin fallo.
Cuando empecé a estudiar INEF en el año 1999, después de 2 años sufriendo lesiones y viendo que ya no iba a poder ganarme la vida como futbolista, surgió la idea de entrenar para seguir disfrutando del fútbol, influenciado por mi compañero y amigo David Dóniga (actualmente segundo entrenador del Málaga CF) que estaba en una tesitura parecida a la mía y se aventuró a pasarse a los banquillos.
Empecé a adquirir conocimientos teóricos y prácticos de fútbol, entrenamiento deportivo, gestión de grupos, etc., en la carrera. A final de curso fui a hablar con el presidente de mi club para pedirle que me dieran la opción de entrenar un equipo la temporada siguiente. ¡Y hasta hoy!
¿Cómo recuerdas tus primeros equipos en los que entrenaste?
Fue en el año 2000. Entrené al Alevín C del ya desaparecido Tornado Tres Cantos. Compatibiliza jugar en el equipo sénior con entrenar a chicos de 10-11 años. Competimos en fútbol 7. A priori era un equipo muy heterogéneo, con los descartes de los Alevines A y B, con chicos de distintas edades y niveles; ¡hasta había uno con autismo! Recuerdo que en un partido de la segunda vuelta solo faltaba él por marcar un gol y hubo un penalti a favor; lo tiró de escándalo y todos lo celebraron con él. Disfruté mucho de esta primera experiencia, de ver cómo los chicos tienen esa capacidad para mejorar en lo futbolístico y de adquirir valores a la vez que se lo pasan fenomenal.
¿Cómo recuerdas tus primeros equipos en los que entrenaste?
Los recuerdos son espectaculares. He trabajado muchos años en fútbol base, con muchos chavales que ahora son hombres y te encuentras por la calle o hablas por redes sociales o, para los que hicieron del fútbol carrera, ves por la tele. Nos tenemos cariño porque disfrutamos jugando al fútbol más allá del resultado (aunque ayudó seguramente que fueran buenos) y aprendimos juntos. Todo sin dobleces, de manera pasional, desde la sencillez, la bondad y el agradecimiento.
Poco a poco fuiste ascendiendo de categoría ¿Cómo fue el paso del futbol base al futbol senior?
Fue un paso progresivo ya que, a la vez que seguía entrenando en Cadetes o Juveniles, empecé a trabajar como asistente en equipos de Tercera. Después adquirí más responsabilidad como segundo entrenador en equipos importantes como el Móstoles o el Fuenlabrada y ya tuve que dejar el fútbol base. Cuando cogí al Santa Eugenia en Preferente como primer entrenador ya había formado parte de equipos senior como jugador y entrenador así que fue sencillo y natural.
¿Cuál es el mayor cambio que se nota en la forma de gestionar un equipo senior al de futbol base?
Quizás el mayor cambio viene dado por la diferencia de desarrollo de los egos. Con el paso del tiempo el ser humano se va volviendo más inconformista y mira más por sus propios intereses.
Pasamos de tener todo controlado y de disfrutar mucho de la temporada en Segunda B con el filial a tener que ir a “full” y sin tiempo para saborear nada en Primera.
PABLO FRANCO
Con el paso del tiempo pasaste por grandes clubs como la cantera del Real Madrid, Fuenlabrada, hasta llegar al Getafe empezando en el filial para subir al primer equipo ¿Cómo fue ese cambio de la Segunda B a La liga?
El cambio fue importante por inesperado y por la inmediatez con la que surgió. Accedí a un contexto desconocido, sin tiempo para digerirlo, teniendo acceso a una cantidad excesiva de información y con una gran responsabilidad como conlleva dirigir a un equipo de primera división que además pasaba por un momento institucional y deportivo delicado.
Pasamos de tener todo controlado y de disfrutar mucho de la temporada en Segunda B con el filial a tener que ir a “full” y sin tiempo para saborear nada en Primera.
Tú, que has podido ir paso a paso ¿Cómo es el trabajo del entrenador para poder llegar hasta arriba?
No creo que haya fórmulas ni secretos. Mi posibilidad de ir creciendo como entrenador vino dada primero por querer y después por trabajar, investigar, capacitarme. Pero hay un factor diferencial en mi caso que es el disfrute y la pasión que creo son los que me dieron a opción de llegar a ser profesional. Y eso me lo dio el “fútbol de barro”.
Cuando accedes a categorías de cierto nivel también están los resultados que son los que suelen marcar las carreras, aunque yo doy más valor a los procesos y a lo que construimos en cada uno de los equipos que a ganar ligas, ascender de categoría o rendir por encima de las expectativas y posibilidades iniciales. Y, por supuesto, esa suerte que siempre es mejor que acompañe
¿Cuál es la metodología que utilizas en tus equipos?
Metodológicamente me acerco a la Periodización Táctica, aunque con muchos matices que he ido modificando basándonos en experiencias y nuevos conocimientos. Creo a ciegas en el entrenamiento en torno al juego, donde la toma de decisiones esté continuamente presente y haya especificidad (MI especificidad, entendida de manera diferente a la que definen autores en la bibliografía). Eso sí, en cada contexto hay que adaptarse y modificar detalles que a veces te alejan de tus creencias, pero te acercan a tus objetivos competitivos y emocionales.
¿Qué es lo más importante para poder gestionar un equipo en las categorías superiores?
¡Hay tantas cosas! Y algunas incluso cambian o tienen un diferente grado de importancia según qué contextos y grupos. Mostrar capacidad, generar autoconvicción, saber delegar, saber escuchar, preguntar, ser humilde, hacer ver a todos que son valiosos, ser honesto, empatizar…
Yo creo que es fundamental contar en toda plantilla con jugadores de cantera
PABLO FRANCO
¿Qué importancia le sueles dar en tus equipos a la cantera?
La verdad es que tanto en Tercera División, como en Segunda B y Primera, en España o en el extranjero, siempre hemos promocionado a muchos chicos del filial o juveniles que han sido asiduos en los entrenamientos y en que han debutado en competiciones oficiales. Es cierto que ha habido clubes y momentos en los que lo hemos hecho por necesidad, pero en la mayoría ha sido por rendimiento y capacidades.
En Puertollano, donde fuimos campeones con 98 puntos y ascendimos a Segunda B, hicimos debutar a unos diez juveniles; en el filial del Getafe promocionamos a varios juveniles A y B y en el primer equipo fueron asiduos jugadores del filial como Emi Buendía, Ivi o Vigaray; ahora mismo tenemos una plantilla de 30 jugadores ya que en el Middle East los equipos pueden tener mayor número de licencias y, aun así, cuando llegamos tiramos de 8 juveniles para hacer pretemporada, se quedaron 2 con nosotros y un tercero ya ha debutado también.
En el fútbol actual, la tecnología, la información y el negocio que lo rodea hace que sea muy fácil y que interese a muchos buscar jugadores fuera, dejándose de prestar atención a lo que ya se tiene, que está adaptado al contexto y que hasta tiene un sentimiento de pertenencia. Yo creo que es fundamental contar en toda plantilla con jugadores de cantera y hacer un seguimiento constante de aquellos que están en el filial o en el juvenil. Y luego hay que tener el atrevimiento de darles la oportunidad cuando demuestren que tienen capacidad y se lo ganen.
Tras tu paso por equipos de Georgia y China ¿Como fue la experiencia?
Cada experiencia que he vivido en el extranjero ha sido única. En Georgia teníamos un equipo muy joven, con mucho talento, con falta de carácter competitivo y el club tenía un déficit estructural tremendo. Tuvimos muy buenos resultados y ayudamos a crecer al club y a los chicos. Sigo manteniendo relación con dirigentes, staff, jugadores… Que es lo más bonito que te deja el fútbol. Tbilisi es una ciudad espectacular y disfrutamos mucho viviendo allí. Ese año aprendí que un español con un nivel medio de inglés podía hacerse entender y entender a gente que hablaba solo georgiano y, en el mejor de los casos, chapurreaba algo de inglés. Los seres humanos somos supervivientes y tenemos más recursos de los que nos pensamos cuando salimos de nuestra zona de confort.
Y en China tuve la suerte de vivir en Beijing que es otra ciudad maravillosa, donde tienes al alcance todo aquello que puedas imaginar y donde también ves todas aquellas cosas que nunca podrías imaginar y que superan el surrealismo. El futbolista chino tiene un déficit grande a nivel de comprensión del juego y le falta ambición, pero son disciplinados y respetuosos como ninguno y da gusto trabajar con ellos. Eso contrasta con tener a extranjeros que han jugado en las ligas más top del planeta y a los que les cuesta adaptarse una barbaridad por lo general. La barrera idiomática y cultural es tremenda, el desgaste, pero también el aprendizaje fue enorme y la experiencia muy intensa
¿Qué diferencias a la hora de trabajar has observado en estos países respecto a España?
La diferencia común entre España y los tres países en los que he trabajado es la capacidad y el nivel formativo de los técnicos. En nuestro país el nivel de los entrenadores, asistentes, preparadores físicos, entrenadores de porteros, analistas, etc., está muy por encima de casi cualquier país del mundo. Tenemos profesionales muy capacitados incluso en categorías de fútbol base o en fútbol modesto. Después comparando España con el Middle East o China yo creo que la gran diferencia es la mentalidad y profesionalidad del futbolista y en segundo lugar la diferencia en el conocimiento del juego. Si lo comparo con Georgia la gran diferencia venía dada por las limitaciones a nivel de recursos que frenaban el desarrollo de clubes y equipos.
También has estado en el primer equipo del Real Madrid como Analista ¿Cuál es el trabajo principal del analista?
Tipos de analista y funciones de los mismos hay muchas. Dependerá del número de personas que forman ese departamento de análisis, de las funciones de cada uno de los miembros del staff, de los recursos disponibles y de los requerimientos del primer entrenador. En este caso yo me incorporé al staff para complementar el trabajo de Antolín Gonzalo a nivel de análisis de rivales y Julen Lopetegui me pedía que les viera en directo para encontrar esos matices que son más difíciles de percibir en vídeo y a partir de ahí dar unas cuantas “perlitas” que nos ayudaran en la preparación semanal.
Así que mis funciones iban desde ver, analizar y organizar timelines y sorter de partidos en vídeo de los rivales, a ver partidos en directo, hacer informes escritos, proponer tareas de entrenamiento y planes de partido. Encontramos también analistas que se encargan del análisis individual y colectivo propios, del análisis de los entrenamientos, del análisis en directo de los partidos, o analistas de datos y del rendimiento.
Ahora has vuelto al banquillo en un país como Kuwait ¿Echabas de menos el banquillo mientras estabas en los despachos?
Se echa mucho de menos. Uno encuentra su espacio y aprende mucho teniendo otros cometidos o roles, sobre todo cuando estás en clubes como el Real Madrid y rodeado de compañeros que son de los mejores profesionales del mundo. Eso sí, en el verde yo disfruto como en ningún otro sitio.
En tu actual club ¿Cómo es el trabajo de las categorías inferiores?
Pues la verdad que es desordenado, sin una metodología clara y con poca educación en valores que deben prevalecer en cualquier deporte de equipo. Es normal ver equipos de 30 jugadores entrenar con 4 ó 6 jugadores. Eso sí, después quieren ganar como sea en cualquier categoría. La mentalidad y la educación en el país no preparan a los chicos para esforzarse en la vida y tienen muchas otras prioridades por delante del deporte.
¿Cuál es el proyecto que tienes en tu actual club?
Nosotros venimos al Qadsia SC porque es el club más laureado del país y con mayor número de seguidores. En los últimos años ha habido un gigante por delante que es el Al Kuwait que, con un potencial económico enorme, ha conseguido ganar Ligas y Copas. Los clubes que llevan toda la vida ganando no asumen perder esa condición incluso cuando las circunstancias lo hacen inevitable, así que el proyecto es para tratar de volver a llevarles a ese lugar. De momento hemos ganado la Supercopa y en liga estamos a un punto del liderato, siendo el único equipo que no ha perdido aún ningún partido.
Por último, ¿Qué es para Pablo Franco el Futbolverdadero?
El “gol-regate” en una cancha de barrio, el partido en el descampado con porterías echas con piedras o jerseys, los del patio del colegio con 8 equipos en el mismo campo, las ligas sociales de fútbol sala, siete u once, los entrenamientos de prebenjamines, benjamines, alevines, infantiles, cadetes o juveniles en las escuelas o clubes, el torneo de Brunete o la Liga Promises, los partidos de Regional, Tercera, Segunda B, Segunda o Primera División, el amistoso de pretemporada, la final de la Champions o del Mundial… Todo aquel que apasione y emocione, que quede en el recuerdo o se viva de manera especial, contiene la verdadera esencia del fútbol.
