Hoy hablamos con un joven entrenador catalán que lleva tiempo afincado en Murcia y que ha pasado por las diferentes etapas del fútbol base y femenino, además de escribir un libro.
Vamos a conocer el trabajo, la experiencia y la opinión de Víctor Dus sobre este fútbol.
Víctor, cuéntanos brevemente quién eres y cuál ha sido tu recorrido en el mundo del fútbol base hasta llegar a tu puesto actual.
Bueno, mi nombre es Víctor Dus, entrenador UEFA Pro, natural de Badalona, pero afincado en la Región de Murcia desde hace ya bastantes años.
Ya como jugador, siempre sentí un fuerte sentimiento por entender el juego y siempre que podía pactaba con los clubes donde fichaba el poder ser monitor en los equipos de base del club en cuestión. Fue en Lorca donde empecé a realizar la tarea de entrenador compaginándola con la de jugador. Posteriormente, y gustándome esa labor, empecé a formarme como entrenador y pude sacarme las diferentes titulaciones.
Lorca Féminas, Juvenil Nacional del Lorca Fútbol Base, Tercia Sport (equipo de regional) precedieron y fueron un poco mi bagaje formativo antes de poder entrenar en 3ª, al Lorca fc , Olímpico de Totana y Bala Azul, en el fútbol sénior.
Actualmente, formas parte de la Federación de Fútbol de la Región de Murcia. ¿Cuál es tu rol y qué objetivos persigues desde esta posición?
En el mundo del fútbol te encuentras de todo, pero por suerte para mí, se me ha dado la oportunidad de conocer a muchas y muy buenas personas. Una de ellas, es sin duda alguna el Sr. Bartolomé Molino, presidente del comité antiviolencia de la Ffrm.
Fue él quien me permitió formar parte del comité como miembro informador. Nuestro rol es visualizar partidos de fútbol formativo en la región y realizar informes. En esos informes se deben reflejar todos aquellos comportamientos violentos, racistas o xenófobos que puedan darse en los diferentes partidos. Con esos registros, se hace el seguimiento, y ya son los responsables del comité, los que gestionan y proponen las sanciones o las formas de atajar esos comportamientos que nada bueno le hacen a nuestro fútbol de base.
El objetivo es claro: “hacer un fútbol base más cívico y mejor”, pero para ello necesitamos del esfuerzo de todos los estamentos: federaciones, clubes y formadores, padres y madres, jugadores y jugadoras, árbitros y árbitras, etc…
Desde tu experiencia, ¿cuáles consideras que son los mayores retos que enfrenta el fútbol base hoy en día en España?
Por un lado, creo que los niños y niñas tienen que soñar como lo hacíamos nosotros, eso es necesario y bonito al mismo tiempo. Pero, por otro lado, creo que somos los adultos los que tenemos que gestionar y regular esos volúmenes de euforia o de tristeza. Ahí está nuestro primer reto.
Y, no lo digo yo, lo dice la estadística: «es muy difícil y a la vez improbable que nuestro hijo llegue a ser profesional del fútbol». Para mí, la profesión de futbolista es la más bonita, pero al mismo tiempo la más difícil del mundo. Deben darse muchos factores para que un niño pueda llegar a ser futbolista profesional.
Más allá de eso, el fútbol y el deporte en general, nos deja un poso de valores que nos van a servir para poder desarrollarnos en otros aspectos de la vida. Y ahí es donde quiero llegar, que nuestros jóvenes deportistas detecten esos valores y hagan uso de ellos debería ser otro de nuestros retos.

¿Qué papel tienen los entrenadores en la evolución y educación integral de los jóvenes futbolistas?
Su papel es vital, creo que habría que diferenciar entre formadores y entrenadores. Los llamaría formadores de fútbol base y entrenadores en un fútbol más sénior.
En muchas ocasiones y en equipos más humildes, los formadores tienen que realizar tareas alejadas de lo estrictamente deportivo, como, por ejemplo: reuniones de padres, hacer de transportista de jugadores tipo “taxi”, utilizar el maletero como almacén de material, etc… Además de tener una alta exigencia por el resultado en detrimento del proceso evolutivo del niño/a.
Los tiempos van cambiando, y los jóvenes futbolistas disponen de una oferta de ocio muy amplia, que nosotros, no siendo tan “antiguos”, no teníamos. La tecnología ofrece y nos da un abanico de opciones brutal, donde disponemos de la información que queremos al instante.
Es ahí donde habrá que agudizar el ingenio y tener propuestas motivantes para nuestros jóvenes.
Sabemos que has publicado un libro relacionado con tu experiencia y visión del fútbol. ¿Cómo nació esa idea y qué mensaje principal quieres transmitir con él?
“Mi Juanito me jubila” –cuando el fútbol es una pasión/presión— se forjó hace mucho tiempo. Todo empezó tipo diario, escribiendo la historia de un niño de siete años que empieza a jugar al fútbol como todos, con el objetivo de divertirse y pasárselo bien. Tengo que decir, que lo e ininterrumpido en muchas ocasiones por aceptar retos deportivos o momentos importantes, como los nacimientos de mis hijos. Pero gracias a Dios, por fin ha visto la luz.
El mensaje no es otro que el de disfrutar haciendo lo que a uno le gusta sin tener que hacer las cosas forzadas o soportando presiones innecesarias. Y que el paso por el deporte, en este caso el fútbol, nos sirva para empaparnos de muchos valores que luego los podremos aplicar en otros ámbitos de la vida.

¿Qué reacciones estás recibiendo por parte de entrenadores, familias o jugadores que han leído tu libro?
La verdad es que estoy sorprendido por la acogida que ha tenido en el colectivo futbolístico. Al final, los libros de casos de éxito y de ganar son muy comerciales y apetecibles para emular. Pero la realidad es otra, en el fútbol se pierde más que se gana. En una liga de veinte equipos solo tienen “éxito” los 2 o 3 primeros clasificados. ¿El resto no? Bueno, pues ahí está el kit de la cuestión. Muchas veces cuando mejoramos es cuando perdemos, cuando hacemos autocrítica y buscamos nuevas vías o soluciones.
Hay un nexo de unión entre todos los futbolistas, ya sean de la élite o no, todos coinciden en que empezaron a jugar por divertirse y hacer lo que más les gustaba.
No llegar para mí no es fracasar, fracasar es no aprovechar esas herramientas en forma de valores que nos da el fútbol. Sin mi paso por él, no hubiera tenido las experiencias necesarias para escribir un libro, por ejemplo.
En definitiva, creo que las charlas que hacemos en colegios, ayuntamientos, asociaciones y clubes llegan a tocar la fibra y son utilizadas como una terapia para rebajar la euforia de algunos “sobreexcitados” del fútbol.
¿Cómo crees que debe ser la relación entre federaciones, clubes y entrenadores para mejorar el futuro del fútbol base?
Tendrían que ir de la mano. Realizar campañas conjuntamente para concienciar a los más violentos me parecería una muy buena opción. Para eso, como siempre, tiene que haber una comunicación y una implicación alta, para que todas las partes se sientan partícipes e importantes de la misma forma.
En esa terna informativa incluiría de manera más accesible al colectivo arbitral. Ellos son parte de este juego y para mí sería importante tener un trato más cercano y que tanto ellos como los clubes expusieran sus dudas o su manera de pensar para poder entender algunos de los comportamientos que en ocasiones se dan.




¿Qué importancia le das al componente emocional y humano en la formación de un futbolista?
Para mí el fútbol es un estado de ánimo y un estilo de vida. Creo que el que es futbolista y lo lleva en la sangre nunca deja de serlo, mentalmente lo es, y aunque físicamente ya no esté en activo, por las mañanas, cuando se levanta, se levanta como tal.
Por esta razón, y por las dificultades que se puedan dar en el periodo formativo de un joven futbolista, debemos de impregnar de positivismo a nuestros jugadores. No obstante, hay que recordar que un futbolista es persona, y, por lo tanto, hay que darle prioridad y atender los sentimientos e inquietudes que se puedan derivar en las diferentes etapas formativas.
En tu día a día, ¿qué valores tratas de transmitir a los entrenadores o responsables que trabajan en cantera?
Siempre trato de transmitir humildad e ilusión. A la gente que me rodea siempre le digo que intenten disfrutar del proceso y de que vean que somos unos privilegiados en hacer lo que nos gusta. Que la profesionalidad no está reñida con la categoría, uno puede ser todo lo profesional que uno quiera, siempre entendiendo el contexto donde nos toque trabajar. No es lo mismo un benjamín de un club humilde que un equipo de 3ª RFEF.
El fútbol es una montaña rusa, a veces estás más arriba y otras veces te toca estar más abajo. Me gusta rodearme de gente buena e incluso mejor que yo, de ellos solo se puede aprender y mejorar.

¿Qué consejo le darías a un joven que está empezando como entrenador en un club humilde?
Quizás no sea quién para dar consejos, pero si se me permite ese lujo, les diría que trabaje con ilusión, con humildad y que siga con esa formación continua. Todo evoluciona y si no nos reciclamos corremos el riesgo de “caducar”.
¿Qué significa para ti el Futbolverdadero y qué te gustaría que la gente recordara de tu labor en el fútbol base?
Para mí, el fútbol verdadero es un balón o esférico que se le parezca, dos mochilas u dos objetos que te permitan delimitar un par de porterías, un descampado/plaza/parque que simule un terreno de juego y jugar toda la tarde hasta que tu madre te llame para cenar. Ese tipo de fútbol lo considero verdadero porque se puede dar en cualquier lugar del mundo. El fútbol ha evolucionado como todo en la vida, pero su esencia sigue estando.
El fútbol verdadero es pasión, solidaridad, respeto, trabajo en equipo, talento, compromiso, afán de superación, y todos esos valores que se nos deberían de quedar grabados en nuestras personalidades.
Intentaré trabajar con honestidad, sin pisar a nadie y llegando hasta dónde tenga que llegar en este mundo tan difícil, pero solamente quiero que me recuerden como buena persona.

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Jose peña
Exelente la información me gusta trabajar con la formación de niños