Hoy nos metemos en la mente del entrenador, esa figura que vive entre la pasión y la planificación, entre el barro y la pizarra.
En Futbolverdadero queremos conocer cómo piensa, cómo siente y cómo lidera cada técnico que deja su huella en el día a día del fútbol. Hoy nos acompaña Sergio.
En un contexto donde el resultado domina gran parte del discurso futbolístico, ¿cómo equilibras la exigencia competitiva con la necesidad de formar, acompañar y proteger al jugador —especialmente en etapas base— sin traicionar tu propia identidad como técnico?
Primero, tener muy claro cuál es el objetivo del club con el equipo en cuestión. Teniendo claro el objetivo, podrás darle el porcentaje adecuado a cada necesidad en función del criterio de cada entrenador.
Hablando de fútbol base, debería prevalecer siempre la formación ante la competición, esto no quiere decir que nos olvidemos de competir, sino que el porcentaje de la formación es más alto.
¿Cómo se construye y se sostiene una filosofía de juego propia cuando las condiciones materiales, los recursos humanos o incluso las exigencias del club no siempre la favorecen?
En ocasiones has de amoldar tú filosofía al equipo que gestionas o club que pide ciertas directrices, sin perder tu identidad, pero si evolucionando una parte de tu filosofía inicial que muchas veces, te pueden hacer ver las cosas desde un punto desconocido. Sumando así, experiencias nuevas.
El entrenador actual debe ser estratega, psicólogo, pedagogo y gestor. ¿En qué momento y de qué manera decides cuál de esos roles debe prevalecer, y cómo evitas que uno anule a los demás?
Quizás la gestión del grupo sea casi lo más importante y enlaza a los demás roles para poder usarlos más cómodamente. Si eres justo, si lo que dices es real y palpable, si tienes el valor de actuar igual con el bueno que con el menos hábil, etc..
Suma para que el liderazgo sea más positivo.

En el fútbol base se habla de proceso, y en el senior, de resultado inmediato. ¿Cómo se gestiona emocionalmente esa dualidad cuando un proceso de trabajo profundo no siempre se traduce en victorias visibles?
Intentar enfocar en lo que te funciona; muchas veces pecamos de aplicar muchas variantes diferentes y no nos centramos en las pocas variantes que nos resultan efectivas, generando así dudas en nuestros jugadores.
¿De qué manera te retroalimenta el jugador —ya sea un niño de 12 años o un veterano de 35— en tu propia evolución como entrenador? ¿Qué has aprendido tú del vestuario que nunca se enseña en los cursos de formación?
Pues tanto a nivel deportivo, que a veces te hacen ver las cosas de formas diferentes.
Como a nivel colectivo, siempre ves cosas nuevas que hacen que no pierdas la esperanza y la ilusión por esta pasión que a todos nos une.

¿Qué papel juega el contexto —la tierra, el barrio, el club, la historia local— en la forma de entender el juego y en la identidad futbolística que intentas transmitir?
No sé si esto responderá con exactitud la pregunta formulada, pero me gustaría hablar de los clubes más humildes, en donde el barrio aflora a la hora de los partidos locales. En el colegio, cada lunes, solo se habla de las hazañas que cada niño hizo en los partidos, de lo que disfrutan.
Padres que, en un principio, no tendrían relación, si no fuese por las horas en las gradas disfrutando de ver a sus hijos practicar deporte. Muchas veces tiene que calar tu forma de ver el juego en este tipo de clubes, pero también el club, el barrio tiene que calar en ti.
En una era donde los datos, la tecnología y la inmediatez marcan tendencia, ¿cómo imaginas el futuro del entrenador que aún cree en el ojo humano, la intuición y el vínculo personal con el jugador?
Quiero creer que habrá sitio para ambos, aunque este último tendrá que actualizarse de forma necesaria. Lo ideal sería una mezcla entre ambas formas de organizar tu trabajo y de transmitirle a tus jugadores.
Agradecerte, Xabi, la oportunidad que nos brindas creando esta gran comunidad de entrenadores; ¡es simplemente espectacular!

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