FUTBOLVERDADERO

el futbol del patio de colegio

Advertisement

#Entrevista: AUREA GALEOTE: «Mi filosofía como entrenadora es creer en cada uno de los componentes del proceso»

Tiempo de lectura: 15 minutos

Hoy hablamos con una entrenadora andaluza con una amplia experiencia dentro del fútbol base y senior, tanto en femenino como en masculino.

Vamos a conocer, su trayectoria, su trabajo en los banquillos y su experiencia en este mundo de los banquillos.

¿Quién es Áurea Galeote?

Es una apasionada del fútbol y alguien que nunca se rinde al perseguir sus objetivos. Además de profesora de educación física y entrenadora nacional nivel 3, me considero una persona con una motivación inagotable, lo que me ha permitido siempre conseguir lo que me he propuesto. 

¿Cómo comenzaste tu carrera como entrenadora y qué te motivó a dar el paso desde jugadora (si lo fuiste) al banquillo?

La verdad es que siempre me ha gustado el fútbol, pero comencé a jugar muy tarde, ya que el fútbol femenino tampoco era tan visible hace unos años.  Jugando empecé a adentrarme en este mundo, y arrancó mi verdadera pasión por él, que siguió cuando comencé a trabajar en la Escuela Antonio Puerta del Sevilla FC. 

Allí entré a trabajar como administrativa, pero estar todos los días al lado del “verde” me hizo comenzar a estudiar los cursos de entrenadora y comenzar entrenando a la categoría “minis” de la escuela.

Aprendí muchísimo de esa etapa y fue la primera vez que empecé a entrenar, así que fue muy bonito ver cómo los chicos aprendían de mí y a la vez yo de ellos.

¿Cuáles han sido los equipos en los que has trabajado y qué aprendizaje destacas de cada uno de ellos?

A día de hoy he trabajado en todas las categorías de fútbol 11 y solo la categoría minis de fútbol 7. 

He entrenado, como comenté antes en la escuela del Sevilla FC con los bebés, y todo lo demás han sido equipos de la ciudad de Sevilla como el AD Nervión (categoría juvenil preferente), el Centro Histórico (categoría juvenil y categoría infantil tercera y preferente (en diferentes temporadas)), el Espartinas (categoría Senior), y por último el Antonio Puerta (categoría cadete). Esta próxima temporada sigo en AD Nervión con los cadetes en categoría 2ª andaluza.

También destaco mi año de prácticas con el juvenil Liga nacional del Algeciras, (que fue mi segundo año como entrenadora) con el que disfruté muchísimo. Me permitieron trabajar mucho con la plantilla y, gracias a la confianza y el trato que me dio el cuerpo técnico, pude aprender muchísimo de ellos y desenvolverme como entrenadora en una categoría bastante diferente a las que había trabajado antes. 

También destacar la experiencia que viví en Suecia, realizando un campus de fútbol con la academia Spanska Akademin, mientras aprendíamos de su metodología de trabajo y su cultura, tan diferentes, y por supuesto, la práctica del idioma en un contexto de fútbol. 

En definitiva, al tocar todas las categorías, es notable la diferencia en la madurez del futbolista. De cada una de las categorías me llevo un aprendizaje diferente, pero lo más importante es el trato con la plantilla. Debes saber con qué tipo de plantilla estás trabajando a nivel técnico-táctico, a nivel físico y a nivel psicológico. Debes ordenar tus ideas, saber cómo enfocar el trabajo para la temporada y adaptarlo a los jugadores que tienes para sacar el 100% de todos ellos, tanto individualmente como en equipo. 

Bajo mi punto de vista, debes trabajar el crecimiento individual de cada uno, para que eso le haga sumar al grupo y así crear una piña que en todo momento trabaje al mismo son. Y para ello tienes que buscar herramientas que te permitan conseguir tus objetivos con los futbolistas que tienes, haciendo a la vez que ellos crezcan. Y no solo como futbolistas, sino también como personas, que es lo bonito que nos da trabajar un deporte de equipo como es el fútbol. 

Aparte de todo esto, siempre debes ser sincero con tus jugadores si quieres que ellos crean en ti y sean parte de tu idea. Que tu grupo vea que crees en la idea y que la vas a defender a capa y a espada para intentar sacar lo mejor de ellos, hace que se unan a esa lucha y estén contigo hasta el final. 

¿Cómo definirías tu filosofía y estilo de juego como entrenadora?

Mi filosofía como entrenadora es creer en cada uno de los componentes del proceso. Con esto me refiero a confiar, por una parte, en el cuerpo técnico con el que trabajas, y hacerlo hombro con hombro para que todos estemos integrados en cada una de las partes del entrenamiento y conozcamos los objetivos a perseguir en cada sesión.

Y, por otra parte, confiar en cada uno de tus jugadores. Obviamente, aparte del entrenamiento, cada uno va a tener una manera de ser y actuar ante las diferentes dificultades que puede presentar el juego, que va a traducirse en lo que te puede aportar cada uno según el rival al que nos enfrentemos o la situación de juego en la que nos encontremos.

Pero independientemente de eso, debemos tener claro que todos estamos en el mismo barco y que si uno de ellos no rema para avanzar, el equipo se frena. Así que la confianza y la lealtad al trabajo y a la idea, para mí, es la clave del proceso. 

Mi padre siempre me ha transmitido una idea en cuanto a esto a través de un pequeño símil. Y es el siguiente:

“El fútbol es como la guerra. Estamos en una trinchera y los enemigos nos atacan por ambos lados. Tú y tu compañero debéis mirar cada uno a un franco, ya que si no correréis peligro. Pero si tú estás vigilando, y tu compañero está comiéndose un bocadillo y dejando descubierto su franco, entonces es preferible matarlo y mirar tú para ambos lados».

Con esto queremos decir que, dentro del campo, no podemos dejarnos “vendidos” unos a otros. Si no logramos cumplir el objetivo por el que estamos ahí, hay muchos compañeros partiéndose la cara en los entrenos para ganarse ese lugar. No podemos bajar la guardia. Para que los futbolistas actúen con libertad, deben tener la certeza de que detrás cuentan con un equipo entero respaldándolos, todos siguiendo una misma idea. 

Eso es sentimiento de grupo y lealtad, y es lo que siempre intento transmitir.

En cuanto al estilo de juego, prefiero jugar verticalmente, buscar estrategias y conexiones que nos hagan en pocos pases, establecernos en bloque medio para a partir de ahí jugar con pases cortos y movimiento rápidos sin balón, con el objetivo de realizar los máximos lanzamientos a portería y por supuesto, que todos seamos capaces de llegar a esa finalización, para rematar un posible rechace. 

Me gusta la salida de balón en corto y que se produzcan muchas permutas entre diferentes posiciones de los jugadores. Para jugar así hace falta mucha conexión entre la plantilla, pero también crea una desorientación en el rival que permite que nos sea más fácil conseguir nuestro objetivo.

En muchas de las categorías en las que he estado, se pierden muchos goles por rechaces y segundas jugadas que no se terminan de rematar. Para mí eso es fundamental y siempre insisto mucho a los jugadores en “los balones que se van por el segundo palo” y en el “rechace y segunda jugada”. Son expresiones que siempre están en mis entrenamientos. 

Aparte de esta idea, me gusta arriesgar y darle confianza al jugador para que se atreva, pero si se atreve y no le sale la idea, no permito que bajen los brazos, seguimos perseverando hasta recuperar el balón. Teniendo balón se sufre menos. 

En cuanto al sistema, siempre me he adaptado a las características de los jugadores y he ido cambiando la forma de ordenarnos en el campo, siguiendo estas premisas para intentar sacar el máximo rendimiento del equipo.  En definitiva, trabajo, constancia, disciplina, orden y lealtad, siguen el modo de trabajo que perseguimos.

¿Cuál ha sido el mayor desafío que has enfrentado en los banquillos y cómo lo superaste?

Dentro de los banquillos se viven muchas cosas. Para mí cada partido es un mundo y tenemos que ir superando obstáculos para solventar los problemas que van surgiendo. Pero siempre he disfrutado mucho de mi trabajo como entrenadora, tanto en los malos momentos como en los buenos.

La tensión en el banquillo, la adrenalina de cada partido, la alegría que se vive en cada jugada, la confianza y la fuerza que se transmiten o la emoción de un gol en el minuto 90, para mí son el motor que me engancha a este mundo.

Si hablara de momentos complicados en el banquillo, se me vienen a la mente muchas anécdotas que en su momento fueron complicadas, pero que ahora recordamos con una sonrisa porque nos hicieron más grandes y mirándolas de lejos te traen emoción y alegría. 

Sinceramente, creo que el mayor desafío que he enfrentado ha sido ser mujer en un mundo de hombres. Aunque ya está muy avanzado el papel de la mujer en este deporte, es complicado ver a una mujer siendo primera entrenadora de un equipo de fútbol masculino, y más si hablamos de fútbol 11. En los clubs en los que he estado no había más mujeres al frente de ningún equipo y eso crea confusión y desconfianza. 

Pero a pesar de estas ideas, y de personas que siguen con su mentalidad ya desfasada, mi experiencia ha sido muy positiva, y me encanta ver como, aunque algunos padres, jugadores o incluso compañeros duden en un principio, cuando me ven trabajar creo que siempre me he ganado su confianza y su respeto.

Es duro que tengamos que romper esa primera barrera del prejuicio que se tiene muchas veces y que tengas que ganarte el respeto antes que nada, pero es muy bonito y satisfactorio ganarte tu sitio a través del trabajo y el esfuerzo que haces día a día.

Honestamente, pienso, que para que una mujer esté entrenando en fútbol masculino, sea la categoría que sea, tiene que demostrar mucho más que un hombre (aunque suene a cliché, es lo que he vivido), pero me gusta seguir en esa lucha, incansable y consiguiendo mis objetivos a pesar de lo complicado que es algunas veces, porque creo que estoy demostrando que no es imposible.

Lo que hago no solo es fútbol, sino romper barreras de género, para que, si alguna niña sueña con ser entrenadora, sienta que es posible donde sea, y con quien sea, si se lo propone.

En tu experiencia, ¿qué aspectos crees que se deben reforzar más en la formación de futbolistas jóvenes?

La creatividad.

Estamos en un momento del proceso en el que queremos futbolistas adoctrinados. Ese tipo de futbolistas que toma el balón e intenta hacer cosas diferentes, lo retiene, se la juega, la pierde y la recupera de nuevo y de nuevo se la juega… A ese tipo de futbolistas hay que educarlos. Hay que enseñarle su potencial y cómo explotarlo, pero no cortarle las alas, porque son muy beneficiosos para cualquier equipo y si no se sabe trabajar con ellos, podemos generarle muchas dudas.

No podemos juzgar a un pez por cómo sube a los árboles; tenemos que adaptarnos a su contexto. Pues con los futbolistas es igual, por eso siempre insisto en intentar sacar el 100% de cada uno de ellos, implantando una idea de equipo, pero explotando lo que cada uno tiene íntegro en su forma de actuar y ayudándole a redirigir esa energía o esas motivaciones, hacia el juego que queremos.

Además de esto, también creo que se tiene que trabajar más la propia formación en edades tempranas. No podemos ver un entrenador de categoría benjamín, quitando a un futbolista porque ha perdido el balón, y encima machacarlo por ello. Ese niño no ha querido perder el balón o fallar un pase o un tiro, ese niño lo ha hecho lo mejor que ha sabido y necesita aprender con horas de entrenamiento y juego, para, a través de la experiencia, ir ganando seguridad. 

Los futbolistas necesitan practicar y equivocarse. Quizás el acierto lo encontraremos después de intentarlo 100 veces, pero si no fallamos 99 veces, nunca llegaremos a ese acierto o a ese aprendizaje.

¿Cómo gestionas la relación con los jugadores y qué importancia le das al aspecto psicológico en tu trabajo?

Mi relación con los jugadores es cercana y respetuosa, diferenciando los momentos de trabajo de los momentos de competición o de celebración. Siempre me muestro exigente en el trabajo y les pido todo lo que puedan dar y más. Me muestro tal como soy y mi premisa más importante es la sinceridad con ellos. 

Me gusta transmitirles que, cuando no pueden más o crean que no pueden, siempre hay un segundo aliento que es el que te permite llegar más allá de lo que crees. Ahí está la mejora y es donde se produce lo extraordinario.

En el campo se ve todo y se muestra todo. Para mí es imposible vender algo en lo que no creo, por eso me gusta hablarles desde la sinceridad, mostrarles la verdad del camino y las dificultades, pero también darles herramientas para solventar todo ello.

Yo y mi cuerpo técnico siempre hemos intentado atender a los futbolistas y ayudarles en todo para que puedan disfrutar de este deporte y aprender, incluso en lo extradeportivo. Algunos tienen más confianza con uno y otros con otros, según la afinidad, pero trabajamos de manera conjunta e intentamos darle la confianza para que puedan trabajar a gusto con nosotros y con el resto de la plantilla.

Cuando ha habido algún problema, intentamos solucionarlo entre todos e informar al resto (si es necesario) para que juntos, ayudemos al compañero que sea o mejoremos la situación que sea y realmente es algo que nos ayuda a hacer bastante piña y a que nuestros futbolistas crean en nosotros.

Esto es importante porque a veces, en la competición, hay cosas que se ven desde el banquillo, que no se ven desde dentro del campo, y necesitamos que los jugadores confíen en nosotros para que cuando le demos alguna instrucción, aunque no vean en ese momento la solución, la ejecuten con total confianza. Al igual que cuando ellos observan algo dentro del campo, que desde el banquillo no hemos visto, tengan la confianza de venir y decírnoslo.

Crear una relación cercana y de respeto mutuo es la base para que un equipo funcione, y eso es lo que perseguimos. Transmitir verdad y sentimiento. Garra y poder.

¿Has sentido diferencias en el trato o en las oportunidades por ser mujer entrenadora en el fútbol? ¿Cómo ha sido tu experiencia en este sentido?

Es cierto que por mi forma de ser y actuar creo que me he ganado mi sitio en este mundo y al hacerme conocer un poco más cada año, se afianza más la figura de mujer entrenadora y cada vez se acepta más, pero analizando todos los detalles, ha habido muchas ocasiones en las que me he visto atacada por mi género y eso es una realidad que no podemos obviar.

Realmente, lo que hace daño en este tipo de casos es que al estar entrenando a chavales, que están aprendiendo a respetar la figura de la mujer y aceptarla sin problema, los estás educando en uno de los aspectos de su vida, y los detalles que restan, influyen en ese aprendizaje.

Yo he vivido una expulsión, alegándome delante de mi banquillo y del banquillo contrario (en categoría infantil de primer año), que se me expulsaba porque no iba a soportar que una mujer le hablara así, simplemente por protestar una falta. También me han comentado que cómo podía gustarme el fútbol si no soy lesbiana (que no sé por qué tiene que ir unido), o que para que me dedicara al fútbol con lo guapa que era (que tampoco sé qué tipo de relación existe en esos términos).

Lejos de esos comentarios, teniendo en cuenta mi formación, (entrenadora nacional nivel 3, graduada en educación física, con un Máster en tratamiento de jóvenes impulsivos y desatentos…) he visto a gente tener oportunidades mejores que las mías con menos formación y menos experiencia, y también he vivido rechazo de parte de algunos compañeros por coger una categoría mayor y que quizás muchos querían coger. 

En definitiva, todavía hay que avanzar bastante pero es verdad que lo estamos haciendo a pasos agigantados y que cada vez la figura de la mujer es más notable. Para mí es un orgullo ser parte de este trabajo y esta lucha que hace que la mujer tenga un sitio importante en este mundo.

Todos los detalles que he comentado anteriormente, me han vuelto más fuerte y más segura en mi trabajo y en el papel que desempeño. Los dejo como lo que son, anécdotas, ya que también pienso que cada uno tiene una lucha diferente y a mí me ha tocado esa. 

¿Qué estrategias utilizas para mantener la motivación y el compromiso del equipo durante toda la temporada?

La base de mi motivación son los símiles, las fábulas, las historias que tienen un significado escondido, y a través de eso, transmitirle lo que queremos conseguir, traduciéndolo siempre al lenguaje del fútbol. Me gusta mucho la sabiduría que transmiten las fábulas de animales y las historias de guerra, y cada semana antes del partido, hablar con ellos de lo que significa el partido que vamos a jugar a través de estas historias.

Aparte de esto, hay ocasiones en las que cambiamos el método, para que no sea algo monótono, y me gusta poner pequeños objetivos para llegar a uno más grande. Por ejemplo, si en los próximos cuatro partidos ganamos 10 puntos de 12, tienen una recompensa, que puede ser una actividad extra en equipo o una comida de equipo.  Intentamos realizar este tipo de cosas poniéndole objetivos que creemos que puedan conseguir, teniendo en cuenta el momento del equipo y los rivales a los que nos enfrentamos.

Aparte de eso, siempre intento transmitir al grupo que somos una pequeña familia, porque la verdad es que así lo sentimos y lo vivimos. Los momentos que se viven en vestuario, la tensión de los partidos y el superar situaciones complicadas juntos, hacen que se creen relaciones de compromiso y confianza que se viven intensamente.

Recuerdo esta temporada, que íbamos empatados, con un rival muy complicado (éramos segundo contra tercero) y que teníamos que ganar para optar al ascenso. A principio de la segunda parte nos expulsan un jugador y nos quedamos con uno menos. En ese momento el equipo se empieza a reestructurar y desde el banquillo le damos instrucciones al capitán para que ordene la plantilla dentro del campo.

Insistimos en el bloque, con una tensión increíble, y ellos apretándonos alto, aprovechando la ventaja que acababan de ganar. En ese momento, le damos la vuelta a la situación para aprovechar esa confianza del contrario y atacarle a la contra, haciéndonos bloque y saliendo rápido.

Nadie salía de su línea, solo saltaban y volvían. El equipo estaba tan compacto, que fueron capaces de marcar un gol, aguantando así toda la segunda parte y ganando el partido. Para mí, eso, es un grupo unido y demostraron ser un verdadero equipo.

¿Cómo abordas la planificación táctica y física en tus equipos? ¿Sigues alguna metodología específica?

A principio de temporada me reúno con mi cuerpo técnico para establecer nuestra forma de juego y trabajar siguiendo las premisas que marcamos en esa reunión inicial. Basamos la idea en el tipo de jugadores con el que contamos cada temporada, intentando así, llegar al 100% de rendimiento de la plantilla.

Establecemos una idea de trabajo global, donde en cada entrenamiento van a tener objetivos defensivos, ofensivos y juego real. Pero además de ello, cada sesión tiene un objetivo principal que es en el que más vamos a incidir.

Nos dividimos también a la hora de dar feedback. Por ejemplo, en un ejercicio donde existan dos roles (que son la mayoría), nos dividimos para dar cada uno feedback a un rol.  De esta forma, en cada sesión debe quedar claro un concepto, o por lo menos la idea principal de ese concepto, pero también hemos ido reforzando todos los demás sin dejar de trabajarlos. Por último, intentamos siempre acabar los entrenos con un partido condicionado, para que el jugador pueda llevar lo aprendido al juego real. 

No me gusta trabajar de forma aislada en los entrenamientos. Intento que los ejercicios de cada sesión estén relacionados entre sí para trabajar el objetivo principal de la misma y siempre intentando que puedan llevarlo a una situación real de juego. Por ejemplo, un simple rondo, puede terminar en una jugada de repliegue y contraataque cuando se roba el balón, estableciendo normas de provocación que los lleven a esa situación y controlando los tiempos de ejecución.

Por ello, comenzamos siempre trabajando la defensa por líneas. Para mí el primero que defiende en mi equipo es el delantero, y lo primero que tenemos que conseguir es anotar los menos goles posibles en contra, así que trabajamos la basculación por líneas según el sistema con el que queramos jugar, y las coberturas y vigilancias que son la base de nuestra idea defensiva. 

Me gusta seguir la metodología del comportamiento de juego del jugador, siguiendo así un descubrimiento guiado en el que en cada ejercicio le vamos dando feedback al jugador, pero al finalizar, le pedimos que nos trasmitan donde creen que se han equivocado y que hay que mejorar, para intentar que ellos sean capaces de solventar los posibles problemas que surjan. Todo esto a través de charlas rápidas entre ejercicio y ejercicio, para darle la chispa que falta y que podamos trabajarlo bien y siguiendo una misma idea. 

De esta forma, el jugador se siente partícipe del entrenamiento y de su propio aprendizaje, siendo parte activa del mismo, lo que nos ofrece una visión más global y completa de la idea de juego.

¿Cuál es tu mayor logro como entrenadora hasta ahora y qué objetivos te marcas para el futuro?

Mi mayor logro como entrenadora ha sido la capacidad de adaptarme a las diferentes categorías con las que he trabajado, desde categoría mini (bebés) llegando hasta seniors.

A nivel competitivo, esta temporada ha sido muy importante, ya que hemos estado peleando por un ascenso hasta última hora, haciendo una segunda vuelta completamente invictos. Al final nos quedamos a tres puntos del ascenso, así que mi objetivo es poder conseguirlo.

Y a nivel formativo, mi mayor logro es haber podido promocionar futbolistas que han estado trabajando con nosotros, proyectándolos en equipos profesionales como Sevilla, Betis, Granada, Cádiz, Rayo Vallecano…

¿Qué consejo le darías a las mujeres que quieren seguir una carrera como entrenadoras en el fútbol?

Mi consejo es que antes de entrar a trabajar en el fútbol, se coloquen el cuchillo entre los dientes y no lo suelten. Que utilicen todas las adversidades que puedan sufrir en el camino, para hacerse fuertes, y poder demostrar lo que somos y hasta dónde podemos llegar, consiguiendo los objetivos que se propongan.

Que sean verdaderas, que vivan el fútbol y lo sientan de verdad, para poder transmitirle a su plantilla esa verdad, esa fuerza y esa garra. Y que no se den por vencidas. 

Es un camino que puede resultar duro, pero las satisfacciones que puedes tener son mucho más grandes que todo lo demás, y son el motor del día a día. 

El fútbol es un entorno cambiante, con cambios constantes. Es un estilo y una idea de vida. Es una forma de transmitir la energía que nos mueve y convertirla en victoria. Aprovecha cada oportunidad que te brinden y exprímela al máximo para sacar tu mejor versión. Solo así podrás disfrutar de esta maravillosa locura que es el fútbol.

¿Qué importancia le da Áurea a Futbolverdadero?

Futbolverdadero ha sido una oportunidad para poder expresar mi idea de fútbol, cómo lo trabajo, lo mucho que me apasiona y lo que me ha hecho vivir hasta ahora.  Gracias.


Descubre más desde FUTBOLVERDADERO

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Deja un comentario