Hoy estoy aquí para escribiros sobre la grandeza del Athletic. Este club histórico del que muchos hablan, pero pocos saben lo que es sentir esa grandeza. Me refiero a jugadores, entrenadores, presidentes, fisioterapeutas…. Solo unas cuantas de estas personas pueden decir yo trabaje en el club al que Amo.
Y así de difícil es esta historia, porque no todo el mundo es del club de donde ha nacido, no todo el mundo tiene ese sentimiento hacia el club de dónde vive, también a pesar de los kilómetros hay gente que sabe y siente a este club como uno mismo, y es que el Athletic es mucho más que un club, es un sentimiento. Algo en lo que poder mirar y sentirte orgulloso de ser del único club que desde hace más de 90 años solo juegan con jugadores de la tierra. Forjados en los campos de tierra, de hierba natural, de césped artificial. Nacido en el pueblo más recóndito del País Vasco, o venidos desde pequeños a esta tierra.
Esos chavales que ahora juegan en el patio del colegio, algún día sueñan con jugar en «La Catedral», ese mítico e imponente estadio en el que, a pesar de tener pocos años de vida, tiene muchos años de historía por ser el nuevo campo del Athletic. El mítico «San Mames» murió allá por el 2013, un campo del que todo el mundo hablaba maravillas, del que todo jugador salía encantado por el ambienté que se respiraba. 40.000 personas cada noche hacían las delicias de los jugadores, el estruendo que hacia los cánticos de animo a sus jugadores, era incomparable con los demás estadios. Los equipos temían venir al vetusto San Mames. Un marco incomparable.
Y como decía, toda persona que conoce la historia de este gran club quiere estos colores como los suyos propios. Cualquier trabajador del club se siente orgulloso de poder realizarse como persona y trabajador en este gran equipo.Nada inigualable, unos colores, el rojo y el blanco que son los colores que nos representan. Unos jugadores que lucen con orgullo y peso esa camiseta que ha dado tantas y tantas alegrías a bilbaínos y bilbaínos, a gente de todos los sitios que aman a este club. Sin importar la raza, el color, la edad o el sexo.El Athletic es mucho más que eso, el Athletic es puro sentimiento.
Nada es comparable a esto, cualquier persona del punto más lejano a Bilbao puede ser un aficionado más de este club. Da igual el lugar de procedencia, que, si siente el Athletic, llega a ser un bilbaíno más. Hay mucha gente que un sábado puede llegar a desplazarse desde mil kilómetros para poder ver al club de sus amores. No hay distancia, ni cansancio que no se cure viendo al Athletic en La Catedral. Porque como digo, el Athletic es un club de sentimiento y da igual la distancia a la que estés de Bilbao, eso se lleva en el corazón.
Si después de esos años que han trabajado, se han esforzado para que sigamos así, hay que seguir apoyando, animando a que seamos el único equipo que juguemos con los de casa. Los que nazcan en nuestras tierras pueden jugar allí, en un sitio llamado Lezama. Donde se crean los sueños. Donde conviven cientos de chavales y chavalas que un día sueñan en jugar en la primera división con el Athletic. Ya sea el equipo masculino o femenino. Los colores son los mismos y el sentimiento es único. Cada día que pasa en ese campo, en ese club hace más fuerte el sentimiento.
Al igual que cada vez que vas al campo y escuchas el himno del Athletic, te enamoras más del equipo. A pesar de las derrotas, de los malos momentos, el Athletic siempre resurge. Siempre damos la cara, siempre se sale adelante, porque este club hace que seamos grandes. Y espero que esta historia siga otros 90 años más. Porque, aunque no ganemos títulos, ya hemos ganado una cosa, y es que ser del Athletic es otra historia.
¡Siempre Juntos, Siempre ATHLETIC!
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